De algún modo, el Mini siempre se las ha apañado para salir airoso, desde el modelo original de Sir Alex Issigonis, a finales de los años 50, hasta hoy, pasando por el relanzamiento en 2001, convertido en un "granuja de tres metros y pico". También resistirá el nuevo cambio, de joven revolucionario a no se sabe aun exactamente qué.
Esto no va por el Mini Clubman, que ya está compitiendo en la clase del Volkswagen Golf. También el descapotable ha ido aumentando de tamaño y seriedad con el paso de las generaciones, aunque sólo sea por la plataforma, que ahora comparte con los modelos de BMW con tracción delantera. La lírica publicitaria lo anuncia como "premium" y lo ha adaptado a las mayores exigencias de sus usuarios.
El Mini original también tenía una versión descapotable. Por cierto, que la idea se le ocurrió a un tal Lamm, distribuidor de Minide la Selva Negra, antes de que los ingleses se hicieran cargo y fabricaran 1.081 unidades en Longbridge hasta 1996
Como un guante. El Mini Cooper S Cabrio nos acoge en sus asientos ergonómicos y con buen agarre lateral, y gracias a u gran rango de ajuste, parece ponernos el volante literalmente entre las manos. Su ergonomía lo hace apto incluso para conductores grandecitos, situándolo a años luz del clásico, que, con su volante vertical y el poco espacio que ofrece para las piernas, resulta tan ergonómico como un coche de choques.
A diferencia de los clásicos instrumentos redondos del Mini Cabrio de 1993, los del Mini Cooper S Cabrio de 2016 puede que no le gusten a todo el mundo. Con algo de suerte, su indicador de nivel del depósito, con barras de aspecto barato, será presa de la siguiente actualización. Su "verbena" de pequeñas luces de tipo led (¡con sistema desactivable!) y su gran pantalla central, probablemente no gusten a los amantes de lo tradicional. Por otra parte, el nuevo modelo da un paso adelante en cuanto a equipamiento multimedia de información y entretenimiento, convenciendo con un procesado rápido de datos, el selector multi-función iDrive y unos gráficos de alta resolución y bien diseñados.
Casi todo el equipamiento del Mini Cooper S Cabrio, por 31.350 euros, es opcional: climatizador de dos zonas con modo descapotable, calefacción de parabrisas, control de velocidad adaptativo con control de distancia, asistente de frenado y advertencia de peatones, faros led adaptativos, monitor frontal, información de tráfico y advertencia de precipitaciones en tiempo real, así como diversas aplicaciones de smartphone. Por cierto, que las jaulas de seguridad son cosa del pasado: la nueva protección se dispara como un rayo desde su moldura en 150 milisegundos. ¿Y el Mini antiguo? No tiene nada de eso, pero, al fin y al cabo, anda.
¿Seco pero sin trompicones? Al oír el Mini Cabrio de 1993, todo amante de los coches clásicos se inclinará por él sin ningún tipo de duda. Seco de suspensiones, en movimiento agita a sus ocupantes a conciencia. Si apenas hay suspensión, tampoco hace falta mucha amortiguación, y sus neumáticos de 13 pulgadas tampoco ponen mucho de su parte. Están para rodar, y no para amortiguar. Lo que sí transmite es una sensación de conducción auténtica, y una respuesta rápida, casi inmediata. Si el asfalto está dañado, no se pueden quitar las manos del volante.
En nuestro recorrido, entramos en la primera combinación de curvas izquierda-derecha. El Mini Cooper S Cabrio 2016 ya no muerde el asfalto con la misma frescura que su predecesor, con su impetuosa dirección y su alegre coleteo al cambiar de carga. Se mueve tal y como prometen su mayor ancho de vía, su mayor batalla y su complejo chasis con suspensión multibrazo en el eje trasero. La dirección electromecánica garantiza estabilidad y precisión, pero también la agilidad necesaria y un nivel de asistencia adecuado. El subviraje se mantiene dentro de unos límites aceptables. Mientras su "poderoso" motor de dos litros, capaz de transmitir hasta 30,59 mkg de par motor, empuja con fuerza el vehículo hacia adelante, la caja de cambios automática va metiendo las marchas con total precisión, logrando una conducción más armoniosa que su impetuoso predecesor con motor turbo de 1,6 litros. En casos excepcionales, los amantes de la velocidad se las tendrán que ver con un sistema de asistencia electrónico más o menos estricto en función del modo de conducción.