OBJETIVO: CERO EMISIONES CO2

Coches que levitan, vuelan, hablan, autónomos, que alcanzan velocidades de vértigo o que viajan en el tiempo. El cine y la literatura han imaginado muchas variantes de cómo serían los vehículos en el futuro. Algunas de estas opciones son todavía ciencia ficción. Otras no. Todo apunta, sin embargo, que el coche del mañana tiene que ser ineludiblemente limpio, respetuoso con el medio ambiente y propulsado por fuentes de energía sostenibles. El planeta lo requiere, no hay más que ver la nube de contaminación que envuelve las grandes ciudades, en gran medida, por el tráfico.

Desde hace décadas la industria del motor ha trabajado en nuevas tecnologías en busca de un coche más eficiente o, al menos, alimentado por energías alternativas a los combustibles fósiles. También las universidades han creado equipos para investigar en este sentido. En opinión de Kate Blumberg, investigadora del International Council on Clean Transportation (ICCT), los fabricantes no invierten en nuevas tecnologías solo por convicción, sino porque “hay normas que exigen reducir las emisiones de CO2 que emiten los vehículos”.

Para la Blumberg, la reducción de la contaminación es una “cuestión muy seria”. “Tenemos que combatir el cambio climático, pero también mejorar la salud de las personas”, explica. Según sus datos, un 24% de las emisiones de CO2 provienen de los vehículos.

Sea por conciencia ecológica o por obligación, nadie quiere quedarse rezagado en la carrera hacia el objetivo de cero emisiones, pero a cada paso, la meta siempre parece alejarse en el horizonte. Con todo, la investigación avanza y ya han quedado atrás los días en los que la elección se limitaba a gasolina o diésel. Las opciones se multiplican según se exploran nuevas alternativas hacia fuentes de energía menos contaminantes.

Algunas tecnologías se quedan en el prototipo, incluso la utopía, y otras se cuelan con más o menos éxito en el mercado. El elevado precio de las novedades más ecológicas suele ser el mayor inconveniente para su comercialización y asimilación por parte de los consumidores. Ni si quiera las ayudas públicas a la compra levantan las ventas. El Ministerio de Industria, Energía y Turismo, destinará este 2013 casi diez millones de euros a subvencionar la adquisición de vehículos eléctricos. Las cuantías de las ayudas oscilan entre los 2.500 euros para aquellos vehículos con de entre 15 y 40 kilómetros en modo eléctrico; 3.500 para los que pueden recorrer entre 40 y 90 kilómetros; y 5.500 para los que pueden circular más de 90 kilómetros sin tener que parar a recargar.

El precio, sin embargo, no es el único impedimento. “No hay una red de infraestructuras para recargar el vehículo del estilo de las gasolineras”, apunta David Barrientos, portavoz de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Blumberg coincide: “Se necesitan más infraestructuras si se quieren vender más coches”. Cuando aumenten las ventas, dice, bajarán los precios.

El vehículo eléctrico, recargable con un enchufe, se presenta como la tecnología más viable en el camino hacia el coche limpio. Ya está en el mercado. Las principales marcas cuentan con modelos eléctricos en su gama de vehículos en tres modalidades: batería pura, combinadas con motores de combustión, sobre todo híbridos enchufables, y eléctrico de autonomía extendida. Pero las matriculaciones son todavía escasas. “El consumidor no conoce bien las ventajas, pero sí sus inconvenientes”, considera Barrientos.

El sector prevé un futuro en el que esta tecnología conviva con las existentes. “Será una opción más”, dicen desde Anfac. Pero el mercado se resiste. En 2012 se matricularon 486 turismos enchufables, de los que solo 16 fueron adquiridos por particulares; 285 vehículos comerciales y 1.211 cuadriciclos. En total, el año pasado había circulando 3.558 eléctricos, una cifra muy por debajo de los 50.000 que se había marcado como objetivo en la Estrategia Integral del Impulso del Vehículo Eléctrico (VE).

El coche eléctrico tiene todavía muchas asignaturas pendientes. La autonomía y el tiempo de recarga son dos cuestiones que todavía están por resolver. Los coches eléctricos del mercado pueden recorrer sin repostar unos 100 kilómetros, y necesitarían entre 6 y 8 horas para volver a estar operativos. “Pero entre el 60 y el 80% de los trayectos en zonas urbanas son inferiores a esa distancia”, explica el portavoz de la patronal. “Y ya hay coches de autonomía extendida que hacen hasta 500 kilómetros”, argumenta la venta.

 

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